En su libro “Las Mujeres que Aman Demasiado”, Robin Norwood plantea el hecho de que muchas veces la forma en la que amamos se deforma debido a que seguimos patrones familiares o actuamos a la defensiva debido a un trauma.
Por ejemplo, si uno de nuestros padres era extremadamente celoso o si era habitual que tuviera aventuras o también, podría ser que te hayamos sentido hechas(os) de lado o desvalorizadas(os) por la presencia de un hermano. Estos problemas sin resolver simplemente se arrastran y afectan nuestra vida actual.
El haber estado en una relación en la que nos engañaron, es un trauma a raíz del cual podría ser que decidimos que nunca más confiaremos en nadie, que a partir de ese momento NOSOTROS tomamos el control y por eso nos lanzamos en la búsqueda incesante de pruebas TODO EL TIEMPO.
A lo que quiero llegar es a que comprendamos que los celos no son un problema de nuestra pareja, es un problema nuestro. Tal vez puedas estar pensando, ¡pero es que me engaña! y ¡Todos los hombres engañan!. ¿No será que eliges justo a ese tipo de hombre?
Robin Norwood, también, menciona que en nuestra familia de origen aprendemos el baile del amor. Y buscamos los patrones que conocemos porque son los que nos hacen sentir bien, sobre todo mucha familiaridad y lo confundimos o interpretamos como AMOR.
Es por eso que muchas hijas de padres alcohólicos, se casan con alcohólicos porque la forma en la que aprendieron a amar es cuidando, estando siempre preocupadas, eso las hace sentir vivas, útiles y valiosas.
Es un error pensar que una vez que nuestra pareja cambie, seré feliz. Porque al querer cambiar a alguien estamos jugando el papel de Dios. Y no somos Dios. Es importante que comprendamos que la gente no cambia a menos que ellos lo decidan. Y por mas doloroso que sea el aceptarlo, ni todo nuestro amor y cuidado, o el control que ejersamos logrará el cambio.
No hay persona perfecta, y si queremos un amor perfecto e incondicional, no es en un ser humano donde debemos buscar. En nuestras relaciones terrenales solo nos queda conocernos bien, aceptarnos y definir bien lo que aceptaremos en nuestras vidas. La decisión está en nuestras manos y es nuestra responsabilidad.
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En el amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor conlleva castigo. Y el que teme no ha sido perfeccionado en el amor.
1 Juan 4:18
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