viernes, 10 de octubre de 2014

¡Qué envidia!


Hace poco ví en un programa de televisión un experimento muy interesante. A un monito le estaban dando pepinillo como recompensa de hacer una prueba. El recibía el pepinillo y se lo comía rápidamente para volver hacer la prueba y comer más pepinillo.

Luego, traen otro monito y lo ponen hacer la misma prueba, pero a este le dan dulce y jugosa uva. Apenas el primer monito se percata de que le están dando algo mejor al otro, empieza a tirar el pepinillo, enfureciendo cada vez más por no recibir lo mismo.
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La envidia, definida por la Real Academia Española como “tristeza o pesar del bien ajeno” es un sentimiento que proviene de nuestra parte animal. Y como al monito nos quita la capacidad de poder disfrutar lo que tenemos.

Compararnos con otros es perfectamente natural, pero no debemos vivir nuestra vida concentrados en los otros porque estaremos pasando del orgullo cada vez que encontremos alguien que tiene menos, a la envidia si encontramos a alguien que tiene más. Más bien, debemos dar gracias por lo que tenemos y concentrarnos en lo que debemos hacer para conseguir lo que anhelamos.

Basado en…
Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste? [sobre Juan]
Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.
Juan 21:21-22

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