sábado, 17 de octubre de 2015

Más allá de mis Límites





Para hablar sobre perseverancia para mi no hay mejor historia que la que cuenta Zig Ziglar en su libro “Nos Vemos en la Cumbre” sobre David el hijo de su amigo Bernie Lofchick.

David era el tercer hijo de Bernie y su esposa, muy esperado por ser el único varón,

Sin embargo, al poco tiempo se percatan de que algo estaba mal.  Su cabeza colgaba demasiado floja al lado derecho de su cuerpo y babeaba demasiado para un bebé normalmente sano.

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«Después de un examen exhaustivo (el médico) nos dijo: “Este niño tiene parálisis cerebral que jamás le permitirá caminar, hablar ni contar hasta diez” El doctor les recomendó que lo internaran por el bien de todos.
Bernie y su esposa se pusieron a buscar ayuda pero cada médico que visitaban les decía lo mismo hasta que después de más de 20 médicos uno les hablo de un especialista, el mejor del mundo en parálisis cerebral.
Cuando pudieron ver al especialista, este les dijo que si había una cura pero que nadie era capaz de hacerla, así que no quiso seguir hablando con ellos. Pero ellos persistieron y a mucha insistencia les explicó que debían forzar a su hijo más allá de toda capacidad humana para luego empujarlo de nuevo, y la lucha no terminaría jamás. Enfatizó que si llegaran abandonar o incluso a aflojar, David retrocedería y que todo el trabajo que hubieran hecho seria en vano.
Había una esperanza y los esposos se aferraron a ella. Tuvieron que contratar personal especializado y hacer modificaciones en su casa. Pasaron meses de una terapia intensa y no había resultados, pero persistieron y al fin un ligero movimiento de cabeza de David les indicó que estaban en la dirección correcta, luego de unos meses más pudo arrastrarse ligeramente.
Siguieron con el trabajo duro y cuando David tenía 6 años pudo hacer su primera lagartija en presencia de sus padres y hermanas. Todos lloraron de felicidad.
Lo que  según Zig Ziglar demuestra que LA FELICIDAD NO ES UN PLACER, SINO UNA VICTORIA.
El progreso de David fue constante y de acuerdo con los expertos médicos, incluso espectacular.David ha llegado a hacer hasta 1000 lagartijas en un solo día y una vez corrió 9.6 kilómetros sin parar. Se convirtió en crack en varios deportes, pues debe pasar más de 8 horas diarias ejercitando su cuerpo para que no haya retrocesos.
Pero lo más valioso es lo que David ha aprendido es que la disciplina y la constancia lo llevarán lejos sea cual sea el campo elegido de esfuerzos. Sin duda Dios tiene promesas muy grandes para aquellos que permanecen en la lucha:
La primera es que nos dice que su reino se afirmará para siempre. 1 Crónicas 28:7 Y si persevera en cumplir mis leyes y mis normas, como lo hace hoy, entonces afirmaré su reino para siempre.
Una de las cosas que vemos con facilidad es como caen muchos de los que tienen algo de éxito. Lo vemos en el caso de deportistas, en gente de negocios, en personas que hacen dietas, en fin los casos abundan, gente que habla de sus épocas doradas. Pero existen unos pocos, esos luchadores resistentes que no se rinden ante el miedo, ante el que dirán, ante el cansancio y mucho menos ante el éxito. Ellos son los que reinarán. David aprendió a reinar, él se volvió alguien exitoso en todo lo que emprendía porque sabía el precio que debía pagar.
La segunda promesa es que el que persevera es el que tiene la buena cosecha. Lucas 8:15 Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la retienen; y como perseveran, producen una buena cosecha.

Cuántas veces nos esforzamos mucho, mucho por un periodo de tiempo, pero luego viene el miedo, viene el anhelo de tener las cosas ya, vienen los recuerdos de fracasos anteriores, vienen los comentarios negativos de otros y abandonamos la tarea, tal vez muy cerca de ver un resultado, o tal vez lo tuvimos pero no fue suficiente o fue tal que decidimos descansar. Y estas oscilaciones de esfuerzo y abandono nos dejan cada vez con menos fuerza, con menos fe.

Pero Dios nos dice que si persistimos a pesar del miedo, de nuestro pasado, de lo que otros dicen, si nos mantenemos en la batalla tendremos la buena cosecha: Una familia unida por el amor y el respeto, un trabajo deseado, una relación armoniosa basada en el amor. Todo lo que realmente tiene valor en nuestra vida toma tiempo y esfuerzo constante

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